¡¡RIIIIIIIING!!
¡Al
fin! No me lo puedo creer. ¡Ya somos libres! El verano acaba de
comenzar, y, con él, la mejores vacaciones de mi vida. Me voy con mi
mejor amiga a Francia. Las dos queremos viajar allí desde hace años,
y llevamos mucho tiempo planeándolo. Nos ha costado meses convencer
a nuestros padres, y casi un año ahorrar el dinero. Visitaremos
Roma, Pisa, París... ¡Vamos a visitar una de las Siete Maravillas
del mundo y a estar en la ciudad del amor! ¿No es fantástico?
Después de todo, las clases de francés han merecido la pena. Recojo
las cosas lo más rápido que puedo y salgo casi corriendo de aquel
infierno al que llaman instituto. Cojo mi iPod
y pongo una canción al azar. Mientras suena Thanks for
the Memories de Fall
Out Boy voy ha mi casa super
emocionada.
Siento
que me vibra el móvil. Es un whatsapp de
Dianne, mi mejor amiga, con la que voy a pasar el resto de las
vacaciones.
DIANNE:
ESTE
VA A SER EL MEJOR VERANO DE NUESTRAS VIDAS!!
No
puedo evitar sonreír. Dianne es tan entusiasta...
TÚ:
Por fin vamos a visitar Francia!
Queria ir alli desde que tenia 12 años
DIANNE:
Seguro que te ligas a algun frances buenorro ;)
Reí.
TÚ:
Venga ya, tu me has visto? Soy
horrible!
DIANNE:
Eres preciosa! Y no empieces,
porfa
TÚ:
Lo que tu digas, pero es verdad
DIANNE:
Me voy cielo, luego hablamos.
Besos
TÚ:
Adios preciosa.
Guardo
el móvil y llego a mi casa. No puedo evitar subir corriendo las
escaleras y prácticamente abalanzarme sobre la puerta para abrirla.
Cierro
de un portazo y corro a mi cuarto para hacer la maleta. Enciendo el
ordenador, entro en Youtube y al ritmo de Suit & Tie,
medio bailando, me paso horas probándome y guardando ropa
mientras las canciones pasan y pasan. Va a ser un viaje muy
importante. Visitaremos mundo, aprenderemos sobre cultura,
religiones, idiomas, geografía... ¿Pero qué estoy diciendo? Las
dos hemos aprobado todas las asignaturas y no pensamos tocar un libro
en todo el verano.
Vamos
para viajar, conocer gente, pasarlo bien... Por otra parte, este
viaje también puede ser una gran oportunidad para las dos, si
sabemos aprovecharla. En España, somos algo conocidas por nuestros
talentos. Dianne tiene una voz preciosa, y canta genial, aparte de
hacer unos dibujos capaces de dejarte sin habla. Yo, por otra parte,
domino la guitarra y llevo escribiendo desde que tenía once años.
Estos cuatro talentos nos han ayudado mucho a la hora de conseguir el
dinero para el viaje. Algunas veces, hemos llegado a actuar en algún
bar del barrio. Además, ella puede vender sus dibujos y a mi me
pagan por leer mis historias en los colegios. A veces, ella dibuja lo
que escribo, o yo invento historias sobre sus dibujos.
Hemos
escrito canciones en francés por si se nos presenta la oportunidad
de cantarlas. También he traducido mis mejores historias y ella ha
hecho sus mejores dibujos. Nos hemos esforzado muchísimo las dos, no
vamos a esperar que se nos presente la oportunidad, vamos a buscarla, y vamos a
encontrarla, cueste lo que cueste. Nos vamos a hacer famosas en
Francia, vamos a labrar parte de nuestro futuro. Por eso este viaje
no es un simple viaje. Es muy importante que todo salga a la
perfección.
Bueno,
bueno, a ver, que ya me estoy haciendo demasiadas ilusiones. Es muy
difícil que nos hagamos “famosas” de verdad en Francia, puesto
que ni siquiera lo somos en España. Somos conocidas, ya está. Pero
por ser difícil no nos vamos a rendir. Es más, nos gustan los
retos, y este es el mayor que se nos ha presentado jamás. De hecho,
a este viaje le llamamos “El Gran Reto”.
Elijo
ropa tanto formal y arreglada como para salir una tarde por ahí y
tomarse un helado. No puedo esperar más, siento que se me va a salir
el corazón del pecho por la emoción. Es tan emocionante... Como la
maleta ya está a punto de reventar de ropa y no me puedo estar
quieta, le mando un whatsapp a Dianne para ver si puede
quedar. Dice que sí.
En
apenas quince minutos, estamos las dos juntas partiéndonos de risa,
como siempre. Hablamos sobre cualquier tontería, pero el tema del
viaje no tarda en surgir.
-Necesito
que llegue ya...- digo en voz baja.
-¡Va
a ser genial!- Dianne me mira con una sonrisa pícara- todo puede
pasar en la ciudad del amor...
Le
sonrío. Siempre que me dice eso se lo niego, pero hoy estoy de humor
y muy positiva. ¿Por qué no? Al fin y al cabo, todo el posible,
¿verdad?
-¿Sabes?
No estaría tan mal. Echo de menos tener novio- admito.
-¡JA!
¡Lo sabía!- Exclama, triunfante. Río. ¿Qué no va a saber ella
sobre mi? Es como mi diario personal. No sería raro que me conociera
incluso mejor que yo misma.
-Ya
son las diez...- murmura Dianne mirando su móvil. Nos despedimos con
dos besos y cada una se va a su casa.
Cuando
llego, la cena está lista. No me había dado cuenta del hambre que
tengo. La devoro, y, después, cojo algo de fruta.
En
cuanto termino, voy a mi cuarto. Enciendo el ordenador para ver si
tengo algo. Miro y contesto todo y lo vuelvo a apagar. Cojo mi
iPod, le doy a aleatorio y empiezo a escribir una historia en una
pequeña libreta que uso solamente para eso.
Cuando
me doy cuenta, son las doce menos cinco. Decido irme ya a dormir.
Mañana, mis padres me despertarán temprano para ir a la playa.
Pongo
el iPod a cargar, por si las moscas, apago la luz y enseguida
estoy dormida.
Parece
que solo han pasado cinco minutos cuando mi padre sube la persiana de
mi cuarto, sin piedad. Me pongo en “modo vampiro” y me tapo
entera con la sábana, en un vano intento de protegerme de la luz.
-Levanta,
marmota. ¿O es que te quieres perder el único día del verano que
vas a pasar con tu familia?
-Ya
vooooy- contesto medio dormida. Mi padre se va de mi cuarto, y, tras
un gran esfuerzo, consigo levantarme.
Desayuno algo de fruta y me visto.
Me pongo un bikini de rayas rojas y blancas, unos pantalones cortos y
una camiseta vieja pero mona. También cojo el iPod y un
libro. En media hora, estamos en el coche.
Cuando
llegamos, estiro mi toalla sobre la arena y me pongo protección
solar. Mientras mi hermana pequeña, Natali, de siete años, hace
castillos en la arena, yo leo un rato y escucho música.
Natali
es igual que yo: Pelo marrón y ojos grises, no muy alta, tirando a
flaca, pero sin estar el los huesos. A ella la veo preciosa, sin
embargo, a mi me veo del montón.
Mi
rato tranquilo de lectura pasa volando. En cuanto a Natali se le
derrumban unos cuantos castillos, me llama para ir a jugar al agua.
Le diría que no, pero me mira con una cara de cachorrito que solo
ella sabe poner y a la que me resulta imposible resistirme.
Primero jugamos un rato en la
orilla, después, nos tiramos bolas barro, y, por último,
hacemos castillos con fortalezas en la arena húmeda. Cuando nuestra
madre nos llama para comer, Natali sale disparada hacia la mesa. Se
nota que está hambrienta. Yo también voy. Para comer, tenemos unos
bocadillos de jamón serrano, patatas, queso y olivas. Para beber,
agua y coca-cola.
Cojo
un bocata y me sirvo un baso de coca-cola. Está riquísimo.
-¿Estás
nerviosa por lo del viaje?- Pregunta mi madre. Asiento.
-Te
voy a echar de menos, hermanita- dice Natali. No puedo evitar
sonreírle. Es un bicho, pero el en fondo es tan mona...
-No
te preocupes enana, cuando acabe el verano volveré.
-¡Pero
eso es mucho!- Se queja.
-Ya
verás como no- le vuelvo a sonreír. Refunfuña un poco, pero no
dice nada más.
-Ana,
cariño, ¿estás segura?
-Sí,
mamá, lo estoy. Tranquilízate, ¿quieres? Me voy de viaje a
Francia, no ha tirarme desde un trampolín a un volcán en erupción.
No
contesta, pero en sus ojos leo que no le he convencido. Bueno, ¿qué
le voy a hacer? Es mi madre, es normal que se preocupe.
Acabamos de comer y cada uno vamos
a nuestra bola. Mi padre juega con mi hermana en el agua, mi madre
habla por whatsapp y yo leo y escucho música. Les voy a echar
mucho de menos. Pero ya soy mayor, y llevo años queriendo realizar
este viaje. Estoy emocionada y triste a la vez.
Le
mandaría un whatsapp a Dianne, pero me he dejado el móvil en
mi casa.
-Arriba,
nos vamos ya- oigo la voz de mi padre y guardo el libro. Me visto,
cojo mis cosas, ayudo con otras y me dirijo al coche.
El
trayecto de vuelta a casa se me pasa volando. Cuando llegamos, ya es
de noche. Cenamos. Me voy a mi cuarto y pongo todo a cargar. Intento
dormir, pero, tras más o menos una hora, me rindo. Cojo un libro e
intento leer, pero no me concentro. Pruebo a seguir con la historia.
Escribo un largo rato y después vuelvo a intentar dormir. Me cuesta
pero, finalmente, lo consigo.
¡BEP BEP BEP BEEP! ¡BEP BEP BEP BEEP!
Apago
el despertador, emocionada. Hoy es el gran día. ¡Hoy me voy a
Francia! Me levanto corriendo, aunque apenas son las siete de la
mañana. Desayuno rápido, no lo puedo evitar. Me visto con mis
vaqueros favoritos y una camiseta azul oscuro preciosa. No me gusta
maquillarme, pero para la ocasión me arreglo algo más de lo normal, sin pasarme. En apenas media hora estoy lista. Tengo que
reprimir el impulso de salir corriendo de mi casa, porque aún es muy
temprano. Me siento en el sofá y hablo con Dianne por whatsapp.
Ella también está lista ya. De repente, me doy cuenta de que no
estoy sola. Me sobresalto.
-¡Natali!
Casi me da un infarto, por Dios. -Digo en un susurro recuperándome
del susto. Ella no se ríe, lo cual me parece muy raro. Siempre que
me asusto, a ella le hace mucha gracia.
-No
quiero que te vayas- me dice.
-Tranquila
princesa, voy a estar bien, y podremos hablar desde el ordenador del
papá, ¿de acuerdo?- Abro los brazos para que venga y me abrace. Lo
hace. Tengo que esforzarme por contener las lágrimas.- Pero si este
año le pides a los Reyes Magos una maleta lo suficientemente grande,
el próximo viaje que haga te metes en ella y nos vamos las dos
juntas, ¿vale?
Esta
vez si se ríe, lo cual me alivia.
-¡Vale!-
Exclama.
-Y
ahora vete a dormir, enana.
Le
doy un beso en la frente y corre a su cuarto. Estoy diez minutos más
hablando con Dianne hasta que aparecen mis padres. Mi madre tiene
lágrimas en los ojos. Les abrazo y les doy dos besos, les digo que
les echaré mucho de menos, que les escribiré cartas y que les
compraré regalos. Ya es hora de irme. Siento que el corazón se me
va a salir del pecho. Cojo las maletas y voy hasta el lugar donde
había quedado con Dianne. Cuando nos vemos, nos abrazamos.
Un
taxi nos lleva hasta el aeropuerto. Guardamos las maletas y subimos
al avión. Nos comunican que va a despegar. Nos movemos. Empieza a
volar.
Nos
vamos a Francia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario