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miércoles, 17 de septiembre de 2014

Lloraban.

  Y lloraban los astros
  al verte amanecer,
  pues no había
  criatura más bella
  en todo el universo.

  Y lloraban las nubes
  al escucharte hacer magia,
  pues no había
  mejor músico
  en el mundo.

  Y lloraba el mundo
  al tu poesía contemplar,
  al tus ojos vislumbrar.

  Y lloraba yo
  por no poder tenerte;
  y llorabas tú
  por tener que perderte.

  Y así lloraba
  el mundo a tu vera,
  esperando una sonrisa sincera,
  que le iluminara
  y le diera calor.

  Y así se congeló
  y murió,
  al no tener tu sonrisa,
  al no tener tu luz,
  al no tener tu amor.
 
  Y así, el mundo murió,
  por no tenerte;
  por no poder soportar
  el dolor de tu muerte.

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