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miércoles, 31 de octubre de 2012

Serpientes


Serpientes

Me cuesta levantarme de la cama, pero tras diez minutos de lucha, lo consigo. Me quedo mirando un punto fijo cuando algo me sobresalta. En la pared, hay una sombra con forma de una enorme serpiente, que se mueve. Parece que me va a atacar, pero antes de que suceda, enciendo la luz, y desaparece. «Serán imaginaciones mías» pienso.
Voy al cuarto de baño, y en cinco minutos estoy duchada. Peino y seco mi largo pelo rojo, que cae sobre mis hombros en ondas naturales. Mis ojos, grises, se paran en un punto del espejo que refleja una extraña marca en el brazo derecho. Estoy segura de que antes no la tenía. La inspecciono. Es alargada, como una... como una serpiente. «Imaginaciones» me repito.
Vuelvo a mi pequeño cuarto. En las paredes blancas, adornadas con unos pocos pósteres, ni en la cama, desecha, con sábanas naranjas atardecer, hay algo fuera de lo normal. Abro el armario y cojo una sudadera gris, unos vaqueros azules y unos botines, hoy hace frío. Cuando estoy vestida, bajo a desayunar. Como siempre, me tomo una tostada con tomate y un baso de leche con Cola Cao. De vuelta en mi cuarto, como es pronto, busco un libro entre la gran estantería que hay. Mis manos encuentran “Harry Potter y el prisionero de Azkabán” Me siento a leerlo, pero cinco minutos después de empezar, oigo un grito. El libro se me cae de las manos, pero lo recupero rápidamente. Espero habérmelo imaginado. Intento seguir leyendo, pero no me concentro. Aún me quedan quince minutos hasta que llegue la hora de irme, así que me tumbo en mi cama y pongo música. Estoy sumida en “That's the truth” una canción que me encanta de mi grupo favorito, McFly cuando todo se queda en silencio. Un grito desgarrador lo rompe. Intento levantarme de un salto, pero algo me lo impide. Se apagan todas las luces, la persiana se baja, no veo nada. Algo frío me agarra de las muñecas, intento gritar, pero nada sale de mi garganta. Todo empieza a temblar, el suelo se derrumba, cae a algún sitio, y yo con él.
Ese “algo” que me agarra, me suelta, dejándome caer. Siento que el corazón se me para, casi no puedo respirar. Aterrizo en algo duro, que me quita la respiración por completo, que hace que me salga un hilillo de sangre de la cabeza. Mareada, me levanto. Todo está demasiado oscuro y no logro ver nada. Camino, despacio, hacia delante. Arrastro los pies para no tropezar. Mi pie derecho choca con algo. Poco a poco, lo subo, sin separar la punta de lo se me impide avanzar. Es completamente liso. Acaba unos centímetros mas arriba, así que, con cuidado, lo subo. Hay otro más. Y otro. Y otro. Es una escalera. A medida que la subo, empieza a haber más luz. Subo por una enorme escalera de mármol. A mis dos lados, solo hay agua, atrás, más mármol completamente liso, delante, escaleras que no acaban. Subo y subo. Puede que nuca llegue a la cima. Otro grito rompe el silencio, que me pone los pelos de punta. Sombras oscuras empiezan a recorrer el blanco cielo que me cubre. Sombras con brillantes ojos rojos que me observan. Una pasa por mi lado, tirándome escaleras abajo. Siento el mármol, sin piedad, destrozándome el cuerpo. Medio consciente, estiro un brazo que consigue frenarme, aunque también me doblo dolorosamente la muñeca. Abro los ojos, sin aliento, y vuelvo a ver las sombras, cada vez más bajas, clavándome sus ojos rojos, amenazándome en silencio. El cielo, blanco como el papel, se llena rápidamente de oscuras nubes, que tapan el sol oscureciéndolo todo. Una sombra vuelve a pasar por mi lado, helándome las venas, susurrando mi muerte. Empieza a llover, truena con intensidad, pero ni siquiera eso sirve para dispersar a las sombras. El corazón se me acelera, ¿cuánto tiempo seguiré aquí? Puede que nunca vuelva a ver a mi familia. ¿Cuánto tiempo me queda de vida? Otra sombra me pasa por al lado. Automáticamente, me levanto y empiezo a correr escaleras arriba. Casi no me queda energía, pero sigo corriendo, ni siquiera reduzco la velocidad. Veo algo, el final de las escaleras. Sin saber muy bien como, sé que esa es mi salvación. Tengo que llegar. Acelero la velocidad, pero un charco me hace resbalar, y me doy un fuerte golpe en el pecho que me roba la respiración. Aun así, me levanto y continúo. Estoy apunto de llegar, solo unos cuantos escalones más y estaré a salvo, me queda tan poco... Una sombra más me corta el paso. Otra me impide retroceder. Otras dos, me cierran el paso por los lados. Pronto, estoy completamente rodeada de las sombras. Que susurran. «Muerte» «Sangre» «Comida» «Presa». Se me hiela la sangre, empiezo a tiritar. Siento que me quedo sin fuerzas, que me caigo, que se acerca mi fin, que me atrapan, me comen.

Choco contra algo duro, y, con esfuerzo, abro los ojos. Estoy en un sitio negro, completamente negro. Me levanto, no se como, pero lo hago. No hay nadie, estoy sola. No se escucha nada, solo mi respiración. ¿Estaré muerta? De repente, escucho unos pasos. Tensa, casi sin poder respirar, y asustada, muy asustada, me giro. Al principio no veo nada, pero después, veo un cuerpo, que viene hacia mí. Es alto, flaco, cabizbajo, con un traje negro que apenas se ve. Tiene la piel completamente blanca. Y carece de rostro. En donde deberían estar sus ojos, solo veo dos profundas cuencas. Donde deberían estar los labios, tan solo hay una grita, por la que, al sonreír, muestra afilados colmillos. Cada vez está mas cerca. Intento huir, pero mis músculos me traicionan. Sube la cabeza. Las cuencas que tiene por ojos, me observan fijamente. Un profundo terror me invade. Estoy petrificada, no puedo respirar, me ahogo. No soy capaz de moverme, de huir, de salvarme. Siento como se introduce en mi mente, que ya no tengo secretos, que puede controlarme a su voluntad. Siento como llega a mi corazón, como lo para, como, a través de sus afilados dientes, suelta una risa fría.
Mi último pensamiento, antes de morir, es «Socorro».

Con un grito, me despierto. Estoy sudorosa, jadeante, pero a salvo. En mi cuarto. Solo ha sido una pesadilla, estoy bien. Río, medio histérica, medio aliviada. Me giro, para ver la hora que es en mi despertador. Pero otra cosa atrae mi atención. En la pared, hay una sombra, con forma de serpiente.
Que se mueve.