Serpientes
Me
cuesta levantarme de la cama, pero tras diez minutos de lucha, lo
consigo. Me quedo mirando un punto fijo cuando algo me sobresalta. En
la pared, hay una sombra con forma de una enorme serpiente, que se
mueve. Parece que me va a atacar, pero antes de que suceda, enciendo
la luz, y desaparece. «Serán imaginaciones mías» pienso.
Voy
al cuarto de baño, y en cinco minutos estoy duchada. Peino y seco mi
largo pelo rojo, que cae sobre mis hombros en ondas naturales. Mis
ojos, grises, se paran en un punto del espejo que refleja una extraña
marca en el brazo derecho. Estoy segura de que antes no la tenía. La
inspecciono. Es alargada, como una... como una serpiente.
«Imaginaciones» me repito.
Vuelvo
a mi pequeño cuarto. En las paredes blancas, adornadas con unos
pocos pósteres, ni en la cama, desecha, con sábanas naranjas
atardecer, hay algo fuera de lo normal. Abro el armario y cojo una
sudadera gris, unos vaqueros azules y unos botines, hoy hace frío.
Cuando estoy vestida, bajo a desayunar. Como siempre, me tomo una
tostada con tomate y un baso de leche con Cola Cao. De vuelta en mi
cuarto, como es pronto, busco un libro entre la gran estantería que
hay. Mis manos encuentran “Harry Potter y el prisionero de Azkabán”
Me siento a leerlo, pero cinco minutos después de empezar, oigo un
grito. El libro se me cae de las manos, pero lo recupero rápidamente.
Espero habérmelo imaginado. Intento seguir leyendo, pero no me
concentro. Aún me quedan quince minutos hasta que llegue la hora de
irme, así que me tumbo en mi cama y pongo música. Estoy sumida en
“That's the truth” una canción que me encanta de mi grupo
favorito, McFly cuando todo se queda en silencio. Un grito
desgarrador lo rompe. Intento levantarme de un salto, pero algo me lo
impide. Se apagan todas las luces, la persiana se baja, no veo nada.
Algo frío me agarra de las muñecas, intento gritar, pero nada sale
de mi garganta. Todo empieza a temblar, el suelo se derrumba, cae a
algún sitio, y yo con él.
Ese
“algo” que me agarra, me suelta, dejándome caer. Siento que el
corazón se me para, casi no puedo respirar. Aterrizo en algo duro,
que me quita la respiración por completo, que hace que me salga un
hilillo de sangre de la cabeza. Mareada, me levanto. Todo está
demasiado oscuro y no logro ver nada. Camino, despacio, hacia
delante. Arrastro los pies para no tropezar. Mi pie derecho choca con
algo. Poco a poco, lo subo, sin separar la punta de lo se me impide
avanzar. Es completamente liso. Acaba unos centímetros mas arriba,
así que, con cuidado, lo subo. Hay otro más. Y otro. Y otro. Es una
escalera. A medida que la subo, empieza a haber más luz. Subo por
una enorme escalera de mármol. A mis dos lados, solo hay agua,
atrás, más mármol completamente liso, delante, escaleras que no
acaban. Subo y subo. Puede que nuca llegue a la cima. Otro grito
rompe el silencio, que me pone los pelos de punta. Sombras oscuras
empiezan a recorrer el blanco cielo que me cubre. Sombras con
brillantes ojos rojos que me observan. Una pasa por mi lado,
tirándome escaleras abajo. Siento el mármol, sin piedad,
destrozándome el cuerpo. Medio consciente, estiro un brazo que
consigue frenarme, aunque también me doblo dolorosamente la muñeca.
Abro los ojos, sin aliento, y vuelvo a ver las sombras, cada vez más
bajas, clavándome sus ojos rojos, amenazándome en silencio. El
cielo, blanco como el papel, se llena rápidamente de oscuras nubes,
que tapan el sol oscureciéndolo todo. Una sombra vuelve a pasar por
mi lado, helándome las venas, susurrando mi muerte. Empieza a
llover, truena con intensidad, pero ni siquiera eso sirve para
dispersar a las sombras. El corazón se me acelera, ¿cuánto tiempo
seguiré aquí? Puede que nunca vuelva a ver a mi familia. ¿Cuánto
tiempo me queda de vida? Otra sombra me pasa por al lado.
Automáticamente, me levanto y empiezo a correr escaleras arriba.
Casi no me queda energía, pero sigo corriendo, ni siquiera reduzco
la velocidad. Veo algo, el final de las escaleras. Sin saber muy bien
como, sé que esa es mi salvación. Tengo que llegar. Acelero la
velocidad, pero un charco me hace resbalar, y me doy un fuerte golpe
en el pecho que me roba la respiración. Aun así, me levanto y
continúo. Estoy apunto de llegar, solo unos cuantos escalones más y
estaré a salvo, me queda tan poco... Una sombra más me corta el
paso. Otra me impide retroceder. Otras dos, me cierran el paso por
los lados. Pronto, estoy completamente rodeada de las sombras. Que
susurran. «Muerte» «Sangre» «Comida» «Presa». Se me hiela la
sangre, empiezo a tiritar. Siento que me quedo sin fuerzas, que me
caigo, que se acerca mi fin, que me atrapan, me comen.
Choco
contra algo duro, y, con esfuerzo, abro los ojos. Estoy en un sitio
negro, completamente negro. Me levanto, no se como, pero lo hago. No
hay nadie, estoy sola. No se escucha nada, solo mi respiración.
¿Estaré muerta? De repente, escucho unos pasos. Tensa, casi sin
poder respirar, y asustada, muy asustada, me giro. Al principio no
veo nada, pero después, veo un cuerpo, que viene hacia mí. Es alto,
flaco, cabizbajo, con un traje negro que apenas se ve. Tiene la piel
completamente blanca. Y carece de rostro. En donde deberían estar
sus ojos, solo veo dos profundas cuencas. Donde deberían estar los
labios, tan solo hay una grita, por la que, al sonreír, muestra
afilados colmillos. Cada vez está mas cerca. Intento huir, pero mis
músculos me traicionan. Sube la cabeza. Las cuencas que tiene por
ojos, me observan fijamente. Un profundo terror me invade. Estoy
petrificada, no puedo respirar, me ahogo. No soy capaz de moverme, de
huir, de salvarme. Siento como se introduce en mi mente, que ya no
tengo secretos, que puede controlarme a su voluntad. Siento como
llega a mi corazón, como lo para, como, a través de sus afilados
dientes, suelta una risa fría.
Mi
último pensamiento, antes de morir, es «Socorro».
Con
un grito, me despierto. Estoy sudorosa, jadeante, pero a salvo. En mi
cuarto. Solo ha sido una pesadilla, estoy bien. Río, medio
histérica, medio aliviada. Me giro, para ver la hora que es en mi
despertador. Pero otra cosa atrae mi atención. En la pared, hay una
sombra, con forma de serpiente.
Que
se mueve.