Vistas de página en total
domingo, 14 de diciembre de 2014
Perderse.
domingo, 26 de octubre de 2014
Guerra.
lunes, 20 de octubre de 2014
Su pequeño oasis.
miércoles, 17 de septiembre de 2014
Lloraban.
al verte amanecer,
pues no había
criatura más bella
en todo el universo.
Y lloraban las nubes
al escucharte hacer magia,
pues no había
mejor músico
en el mundo.
Y lloraba el mundo
al tu poesía contemplar,
al tus ojos vislumbrar.
Y lloraba yo
por no poder tenerte;
y llorabas tú
por tener que perderte.
Y así lloraba
el mundo a tu vera,
esperando una sonrisa sincera,
que le iluminara
y le diera calor.
Y así se congeló
y murió,
al no tener tu sonrisa,
al no tener tu luz,
al no tener tu amor.
Y así, el mundo murió,
por no tenerte;
por no poder soportar
el dolor de tu muerte.
lunes, 15 de septiembre de 2014
Mi héroe de capa rota.
¿O son las cuchillas las que poseen a los recuerdos?
¿Quién es el atacante? ¿Qué es el arma?
¿Y es normal vivir así? ¿Es normal vivir con miedo, con rechazo?
¿Y es normal sentir tanto asco? ¿Tanto odio y frustración? ¿Sentirse tan perdida, y ahogarse entre las dudas de una mente que te absorbe...?
La verdad que es ya nada importa. ¿Qué más da? Si pase lo que pase voy a seguir igual. Si estoy tan acostumbrada a ser así que ya no sé ser de otra manera.
Héroes... héroes... héroes... a la mierda los héroes. ¿Dónde estáis, eh? ¿Dónde coño estáis? Porque no os veo. ¿Os habéis perdido? ¿O es que a vosotros también os doy igual? Sí, será eso. Soy tan invisible que si me quedara callada el tiempo suficiente dejaría de existir. Pues mira, igual lo hago. Y que os den.
Estoy harta de promesas. Estoy harta de luchar. Estoy harta de caer y subir y sentir que es una ilusión. Estoy harta de vosotros, y de mí. Estoy harta de la incertidumbre. Estoy harta de héroes de capa rota que nunca vienen a salvarme.
Así que, en fin, seguiré así.
Tal vez mejore o tal vez empeore.
Tal vez vea todo distinto o tal vez vuelva a caer en las garras del pasado.
No lo sé.
Tan solo sé que no quiero pasar más frío por culpa de una capa rota.
viernes, 5 de septiembre de 2014
Oh, mi amor.
Vuelvo esta noche a ser fiel a la melancolía, a la dulce y amarga tranquilidad del dolor. Pues es un dolor un tanto especial, para que nos vamos a engañar.
Es ese dolor que está pero no está, que su ausencia no olvidas, que su presencia no ignoras, mas no lo rechazas, si no que lo abrazas, pues es tu único compañero en la noche.
Es ese tipo de dolor que te regala el corazón cuando sabe que algo que ama estará siempre ahí, pero que nunca podrá tenerlo de la forma en que él desea.
Es esa especie de dolor resignado, que ya no te molestas por apagar; que tan solo disfrutas, como lo haces de una noche de soledad, o de una canción triste, o de un recuerdo feliz que te desgarra el alma.
Que te genera cientos de preguntas fugaces.
Y piensas. Oh, piensas tantas cosas... tantas cosas que no deberían acercarse a tu mente... y oh, cariño, dime, ¿cuándo nuestras palabras se tornaron tan frías? ¿Cuando las miradas perdieron su fuerza, su significado? ¿Y qué queda ahora? Tan solo cenizas, recuerdos confusos. Tan solo un dolor todavía latente en nuestras almas... en mi alma... pues la tuya ya no está a mi lado, ya no sé que sucede en ella. Ya no puedo disfrutar de su abrazo ni su protección, ni puedo regalarle todo mi amor, un amor que se transforma en clavos en mi interior al no encontrar salida, un amor no correspondido que me atraviesa de dentro afuera y me mata mientras nadie se percata...
Y oh, mi amor, ¿volverás esta noche a por mí? ¿Volverás abrazarme, a besarme? ¿O estaré sola una noche más, con este dolor que no se va, con este dolor que no vuelve?
Y oh, mi amor, ¿me estás escuchando? ¿Estás ahí? ¿Ya no te acuerdas de mí...? Te has ido, ya no estás, me has dejado sola como a un perro abandonado, esperando tu regreso, con la falsa esperanza de que todavía me quieres...
Oh, mi amor...
domingo, 10 de agosto de 2014
Un silencio forzado
Te quiero.
sábado, 9 de agosto de 2014
Cae
Sus dedos sangran. Resbalan por la piedra, luchando por sostenerse, pero no pueden.
Cae.
El viento lucha por contrarrestar su caída, pero no es capaz.
Cae.
Las ramas de los árboles le arañan y golpean, luchando por sostenerle, pero no pueden.
Cae.
Su esperanza se esfuma, y su vida también. Todo se esfuma.
Cae.
Ya nada importa. Todo ha sido en vano. Su corazón se rompe. Su alma muere.
Cae.
Grita, mas su voz no nace. Pelea, mas su dolor no muere.
Cae.
Y llega al suelo. Impacta. Pero ni siquiera eso es capaz de frenar su caída.
Y cae.
Cae al abismo, al mismísimo fuego del Infierno, que le quema y le mata todavía más.
Y cae.
Y atraviesa el Infierno.
Y cae.
Y miles de cosas se encuentran ante él.
Y cae.
Y nada es capaz de frenarle.
Y cae.
Y nada es capaz de matarle.
Cae.
Por toda la eternidad, cae.
Adiós, joven guerrero.
Mentiras.
Ojalá todo siguiera siendo como debería ser.
Ojalá la gente siguiera a mi lado. Ojalá le importara a alguien. Ojalá... ojalá no hubiera cambiado tanto. ¿Qué he hecho yo para merecer esto? ¿Tanto asco doy? ¿Tanto...?
Te perdiste. Te fuiste. Me abandonaste.
Te quedaste a mi lado durante el suficiente tiempo como para hacerme creer que de verdad me querías. Me ilusionaste, y después... como un triste loco más, clavaste en mi espalda la espada del olvido.
Y no fuiste el primero.
Ni el último.
Nunca nadie será el último... nunca nadie lo será mientras palpite mi lastimado corazón.
Tan solo la muerte podrá poner fin a esta tortura.
Y después de tantos golpes... después de tanto daño... después de tanto tiempo, y tantas promesas a mí misma de no volver a confiar, de no volver a querer, ¿por qué sigo teniendo fe? ¿De dónde la saco? ¿Y de qué me sirve, si, en el fondo se, que nada va a cambiar?
Tan solo puedo seguir adelante, seguir y seguir, sin destino alguno, como un alma en pena condenada a pasar toda la eternidad en un mundo al que no pertenece... carente de emoción, de sentimientos, pues me han sido arrebatados lentamente, pues me han abierto en canal y los han sacado todos, para que pueda morir en vida.
Al menos podrías decir la verdad. Al menos podrías dejar de mentir, y explicar por qué, por qué te fuiste, me abandonaste, por qué, tras tanta falsa palabra, me has dejado aquí a mi suerte, perdida en un mar enfurecido. Al menos podrías explicarme qué has conseguido con ello, o si vas a volver, o si te has ido para siempre.
Ay, son tan hermosas las mentiras. Como un campo de rosas.
Mientras te mantienes fuera, las admiras, las amas, te enamoras de su forma y su belleza, de su color, de su olor, su delicadeza. Pero una vez están dentro... oh, una vez que estás dentro, te pinchan, sus espinas se clavan en ti, atravesando tu piel, haciéndote sangrar, y, entonces, tan solo tienes dos opciones: o correr, correr y correr hasta el final, mientras miles de espinas te arañan y cortan, te hacen sangrar, correr soportando el dolor, y que el destino decida si vives o mueres; o dejarte caer, y allí, en el suelo, cubierto de barro, esperar una lenta muerte que tardará demasiado en llegar, pero que nunca te dejará escapar...
Así que huiré. Yo sola huiré, tan solo acompañada por mi alma guerrera, huiré de la mentira, huiré de la verdad, y, en un campo de rosas moriré, luchando por llegar al final.
lunes, 14 de julio de 2014
Impotencia.
Lo odio como no os podéis imaginar.
Es siempre lo mismo. La misma maldita historia. Nunca cambia nada. Se repite todo una y otra y otra vez... y, si alguna vez cambia algo es, tan solo, para añadir más dolor.
¿En qué consiste esta vida?
Cuando eres pequeño eres feliz tan solo porque vives en una mentira. Luego creces y te das cuenta de la verdad.
En las noticias solo se ve guerra, hambre, violencia, racismo, homofóbia, maltrato animal, enfermedades, asesinatos, raptos, corrupción...
¿Qué pretenden?
¿Qué coño piensa ganar alguien matando a sangre fría a un niño de cinco años?
¿Qué le puede atraer de violar a una cría de siete?
¿Qué saca de maltratar a su mujer?
¿Qué arte tiene torturar a un animal inocente?
¿Qué pasa por tu cabeza, asqueroso hijo de puta, para ver antinatural a dos personas del mismo sexo amándose, pero tirarte a cualquier zorra borracha te parece bien? ¿Cómo te puede parecer que alguien, por el simple hecho de ser más moreno que tú, tiene menos derechos?
El mundo da tanta pena... está podrido. Está más muerto que vivo.
Ya nadie hace nada por nadie.
Ya nadie quiere de verdad a nadie.
Ya nadie antepone el bienestar de otra persona a su propio egoísmo.
Joder, que ahora, si no le pegas un tiro a alguien, te apañas para que se lo tire él.
Que si no torturas a otra persona físicamente, te aseguras de hacerlo psicológicamente hasta que ya no aguanta más y se suicida.
Y lo peor de todo es que disfrutáis con ello.
El mundo de ahora disfruta viendo sufrir a la gente. Jodiéndoles la vida. Haciendo de cada segundo, cada minuto, cada hora y cada día de su vida una tortura eterna, un dolor que nunca acaba. Haciendo que odien tanto todo hasta el extremo de que solo existen, sin más, con el único deseo de que acabe todo... con el único deseo de morir.
Es que no lo entiendo. Alguien que lo daría todo por ti... alguien que te quiere más que a si mismo... ¿por qué? ¿Por qué le haces pasarlo así de mal? ¿Por qué haces que llore cada maldita noche encerrado en su cuarto? Y sobretodo... ¿por qué disfrutas haciéndolo?
¿A nadie le importa todo esto ya? ¿A nadie le duele que la gente muera en guerras absurdas? ¿Que los niños mueran de hambre y sida? ¿Que una pobre mujer tenga que ver como, el hombre al que ama, mata a sus hijos a golpes, sin que ella pueda hacer nada... para ser la siguiente? ¿Nadie ve mal que dos enamorados no puedan casarse? ¿Que alguien no le pueda dar una educación y una vida adecuadas a sus hijos por ser de otro país?
La gente se ha vuelto tan jodidamente egoísta que solo ven por ellos mismos. Es el bien propio y nada más.
Y si de verdad queda alguien a quien le importe lo más mínimo todo esto... que lo pase mal por los demás... le tacharán de loco mientras se ahoga en su propia impotencia alimentada de la certeza de saber que nunca nada va a cambiar.
Así que, adiós. Me voy.
Prefiero morir por mi cuenta antes de que algún hijo de puta me obligue a hacerlo.
sábado, 5 de julio de 2014
Atentamente...
miércoles, 2 de julio de 2014
Fugaz
Esta noche solo seremos yo, la luna y una lenta melodía de piano.
Una humeante taza de café, tal vez. Un baño caliente. Una sonrisa sin hogar.
De todas formas, ¿para qué pedir más? Me conformo con un largo y solitario paseo a la luz de las estrellas, mientras la suave brisa veraniega me acaricia, como un amante perdido...
Mi mente, adormilada, vaga por rincones insospechados.
¿Sabes? Hay tantas cosas fugaces en este mundo...
Allá, a lo lejos, hay fuegos artificiales, que brillan, sobre el mar, sobre la arena. Iluminan la noche con su resplandor, pero se desvanecen para siempre... en cuestión de segundos.
Mira, allí arriba. Hay una estrella fugaz. ¿Pido un deseo? No, es ya demasiado tarde. Tan embobada me quedé observando su luz, que ahora que no está, tan solo puedo arrepentirme de no haberla disfrutado lo suficiente.
El sonido de las olas es mi única compañía. Ellas también son fugaces. ¿Por qué, oh, queridas, venís a mí con ese ímpetu, para después, a escasos centímetros de mí, romperos y desaparecer por siempre? ¿Por qué, oh, queridas, me dejáis con el voraz deseo de abrazaros y disfrutar de vuestro contacto con el de mi piel?
Pasa un diente de león volando por mi lado. Intento atraparlo, pero... ya no está. Se ha ido, y mi mano está vacía, extendida, triste y desolada...
Suspiro. Suspiro brevemente, y, cuando me quiero dar cuenta, ya no hay aire en mi interior. En vez de respirar, siento que me ahogo durante unos segundos... hasta que un aire, nuevo y distinto, que volverá a irse en unos pocos segundos, inunda mis pulmones. Y así es. Desaparece, para ser sustituido por uno nuevo. Una y otra y otra vez... y nunca se queda conmigo.
Sigo caminando. Sobre mí, una anaranjada luz parpadea y se apaga, dándole a la calle un toque oscuro y espectral.
Hay tantas cosas fugaces... pero, de todas ellas, tú eres la mejor. La peor. La que más cautiva y la que más duele.
Recuerdo la primera vez que te vi. Recuerdo enamorarme de tus ojos; de tu sonrisa. De tus largas pestañas; tus finas facciones... de tus curvas, tan perfectas, y de tu voz, tan cálida.
Recuerdo mirarte y sonreír. Tan solo sonreír, totalmente cautivada y hechizada.
Recuerdo la primera noche que pasamos juntas. Y la segunda, la tercera... recuerdo cada momento vivido a tu lado, dándome vida; matándome lentamente.
Rozarte la mano hasta agarrarla firmemente.
Acariciar tu cuello con delicadeza.
Besar los lunares de tu pecho y tu espalda.
Recuerdo hacerte reír, y sentir que me elevaba al cielo, con tu mirada protegiéndome...
Me dejó tan destrozada que te fueras, fugaz como la luz, y no volvieras jamás.
Podría llamarte.
Podría buscarte.
Podríamos, tal vez, pasear bajo la luz de las estrellas, como dos enamorados distantes del mundo...
Podríamos.
Pero esta noche rechazaré el placer de tu compañía.
Esta noche me iré a pensar en tus besos, mientras tu mente vaga por otros labios.
Tan solo espero que me eches de menos.
Aunque sea fugazmente.
martes, 1 de julio de 2014
Escribir
Ya he escrito mucho, pero nunca demasiado.
Y me apetece escribir porque quiero liberarme.
Pero, dime, ¿sobre qué puedo escribir?
¿Escribo sobre ti? Tienes tanto de lo que hablar... Tus hermosos ojos; tu delicada sonrisa. Tus finos rasgos, distantes del mundo; tu distraída mirada, que tan solo tú sabes por donde vaga, en qué pensamientos nada. Tu esbelto cuerpo, tan cautivador. Tu pelo, tus manos, tus pestañas, pómulos, lunares, dedos... todo tú es arte. Un hermoso cuadro que nadie se cansa de contemplar.
Tal vez podría hablar de otra forma de ti. Podría nombrar tus pensamientos, tu forma de ser. Cómo te ríes y como lloras. Como penetran tus profundas miradas en un alma inocente. Podría hacer tributo a tu inteligencia, astucia. Podría, por otra parte, explicar tu delicado humor.
Podría hablar de lo fácil que es quererte, o, mirando desde otro punto de vista, lo sencillo que es odiarte.
Podría hablar tanto de ti. Pero no, hoy no. Esta noche no.
Podría hablar también de mi. Exponer mis miedos, mis preocupaciones. Liberar la rabia y el dolor mediante palabras. Explotar en una marea de sentimientos y plasmarlos. Decir mis gustos, o aficiones, o forma de ser, o cualquier cosa. Podría explicaros mis sueños y metas en la vida. Las dificultades que tengo para alcanzarlas.
Podría hablar tanto de mi. Pero no, hoy no. Esta noche no.
Podría, tal vez, describir un hermoso bosque. Oscuro, misterioso, peligroso. Como un callejón en una gran ciudad. Su hierba, como se mueve ligeramente al son de las hojas de los árboles, bailando un vals con el viento. Los imponentes troncos, las delicadas flores. El fresco riachuelo que corre allá por lo bajo, siendo hogar de plantas, animales y anfibios; resguardando y transportando rocas y tierra.
Podría hablar tanto del bosque. Pero no, hoy no. Esta noche no.
Podría hablar de la luna. Tan hermosa, blanca, pálida, fría. Contar mitos e historias sobre ella. Contemplarla pasar toda la noche, embobada, enamorada de su tenue luz, que protege los secretos de la noche, que guía a las pequeñas criaturas. Cantarle canciones, recitarle poemas.
Tan imponente y respetuosa me observa desde el firmamento, invitándome a explorar el horizonte...
Podría hablar tanto de la luna. Pero no, hoy no. Esta noche no.
Podría escribir historias; de héroes, de diosas. Inventármelas e intentar que sean hermosas, entretenidas. Que gusten a la gente. Que reflejen mis pensamientos, sentimientos, emociones. Escribir por placer, o simplemente por aburrimiento. Historias alegres, tristes, misteriosas, típicas, originales. Narrar amores imposibles, grandes luchas, vidas de héroes y asesinos, nobles y pobres. Jugar por un rato a ser dios y crear mi pequeño mundo ideal, en el que todo es y ocurre a mi antojo.
Podría narrar tantas historias. Pero no, hoy no. Esta noche no.
¿Sobre qué escribo, pues? Si esta noche no voy a dedicarte mis dulces o duras palabras, ni voy a expresar lo que siento. Si no voy a describir profundos bosques, ni a intentar enamorar a la luna, ni a narrar historias improvisadas.
Esta noche... esta noche simplemente voy a escribir. No importa que no tenga sentido o que me quede mal. No importa si desvarío, me voy del tema o me enrollo demasiado con algo. No me importa. Hoy no.
Porque, querida escritura, hoy yo soy tuya, y tu eres mía.
Adelante.
La noche te pertenece.
sábado, 28 de junio de 2014
La pequeña luz del abismo
Como si estuvierais vacíos, u os faltara algo vital para vivir y no supierais qué es.
Como si necesitarais reír o llorar y no pudierais.
Faltos de emoción. De energía. De todo.
Entonces no te apetece nada. No quieres ni dormir ni estar despierto. Ni escuchar música ni estar en silencio. Ni leer ni ver una película o una serie. Queréis estar solos pero a la vez necesitáis compañía.
Es extraño.
Como un cansancio espiritual.
Como caer en un eterno abismo oscuro... sin nada a lo que agarrarse.
Lo pierdes todo. Pierdes la sonrisa, las lágrimas. La esperanza. Las ganas de todo. La energía. La alegría, la ira...
Lo único que se conserva a tu lado, es, tal vez, -obviando una absurda y superficial existencia que llegas a odiar- el dolor. Un dolor sordo que se queda ahí, constante, como una pequeña herida incurable. Si te distraes lo suficiente, llegas a olvidarlo. Pero se queda. Siempre se queda, esperando la oportunidad de volver a atacar,cuando menos lo esperes, y debilitarte un poco más.
Pero solo un poco.
Para que la espera sea larga, interminable... eterna.
Y nunca caes pero no dejas de caer.
Y nunca lloras pero no dejas de llorar.
Y nunca gritas pero no dejas de gritar.
Es tan confuso...
¿Me ayudarás a salir del abismo?
miércoles, 28 de mayo de 2014
Adiós.
Dulces sueños
Te quiero de demasiadas formas.
Te quiero y no sé cómo decírtelo.
No sé cómo reaccionarías, cómo me tratarías, como te trataría. Tampoco sé si me corresponderías, o me dejarías, o si se quedaría todo como está. No sé nada. O casi. Tampoco sé si tu corazón late bailando un vals con otro... o si está roto... o si es libre.
Sonará típico, pero tan solo sé que te quiero. Que quiero besarte, dormir entre tus brazos, sentir tu abrazo y tu protección. Darte cariño, amor, que es lo único que consigo sentir al hablar contigo.
Ser correspondida, ser feliz junto a ti...
¿Tanto pido? Es sencillo, mas extremadamente complicado. Estar a tu lado. Simplemente abrazados, bajo una manta, viendo una película.
O ir a la playa.
O a dar un paseo.
O a ver la puesta de sol.
O simplemente estar contigo.
No sé cómo decírtelo, y eso me está matando. Es tal tortura...
Me gustas. Dos simples palabras. Nada más. Tan fáciles de pronunciar, escribir...
Tal vez algún día me atreva a decírtelo.
Tal vez siempre será mi pequeño secreto.
Supongo que eso tan solo lo sabe la solitaria luna, tan atenta a nuestros sentimientos, velando por ellos cada noche, como nuestra dulce y fiel protectora de Cupido...
Te quiero, y no sé como decírtelo.
Mientras tanto, me conformaré con decirte "dulces sueños, te echaré de menos".
domingo, 25 de mayo de 2014
Precipicios.
jueves, 22 de mayo de 2014
Sin luz.
lunes, 19 de mayo de 2014
Como un canto de sirena
domingo, 18 de mayo de 2014
Blanco y negro
domingo, 11 de mayo de 2014
Traición.
Las calles estaban frías. Las fachadas, los objetos, las plantas, la lluvia. El ambiente en general. Todo era demasiado frío.
Pero había algo más frío que todo aquello. Algo muchísimo más frío.
¿Nunca habéis tenido frío cuando estabais tristes, y habéis sentido que más que vuestro cuerpo, era vuestra alma la que sufría? Sufría por estar tan fría, sufría la frialdad de la soledad, del dolor, de la traición.
Una traición que era tan, no, más dolorosa que quedarse entumecido de puro frío.
Y así se sentía ella.
Demasiado fría.
Y no entendía por qué, estando tan fría su alma, su corazón seguía ardiendo.
Casi podía escucharlo gritar. Ver como lloraba. Sentir sus arañados, sus desesperados arañados a su sangrante pecho, en un desesperado intento de huir todo aquello.
¿Cómo... cómo había podido ser tan tonta? ¿Por qué se había dejado engañar otra vez? Otra puta vez. ¿Es que nunca iba a aprender? ¿Tan tonta era, a pesar de todo? Y casi agradecía a su roto corazón que le arañara ya durante tanto tiempo.
Y casi lo odiaba por haber dejado de hacerlo durante unos días, tan solo por unas simples palabras carentes de sentimiento y verdad. Y ya, ya llevaba tanto tiempo así, que le parecía poco.
Era una desangración demasiado lenta, que le dolía continuamente, que le amargaba. A veces se intensificaba y quería acabar con todo, pero siempre cicatrizaba lo suficiente como para no aprender.
Tenía que espabilar de una maldita vez.
Vamos, idiota, ¡vamos! ¡No te dejes engañar más, joder! ¿Es que no ves que están jugando contigo? ¿No ves que te quedas ahí parada, preocupándote por la gente por si, por muy pequeña que sea la posibilidad, algún día llega a ser verdad? (Aunque en el fondo sabes que no). ¡Venga, joder! ¡Levántate! ¡Deja de compadecerte! ¿Te quieres volver insensible de una maldita vez, corazón? ¡¿Para qué diablos me sirves, eh?! ¡Es que no te das cuenta de que están jugando contigo! ¿Por qué no plantas cara? ¿No te has cansado ya de arañar? ¿De desangrarte? ¿De sufrir? ¿De arder, de congelarte? ¡Planta cara! ¡Di toda la verdad! ¿Y qué, si hieres a la gente? ¿No te están haciendo ya demasiado daño a ti? ¿Por qué no sacas a la luz la verdad? Es que, ¿no estás deseando aclararlo ya todo?
Ah, necio, necio corazón inocente y magullado. ¿Crees que podrás tú solo con esto? ¿Puedes soportar seguir ardiendo, seguir sangrando, al resguardo de un alma desolada que te hiela? ¿Acaso crees que puedes? Oh, pobre. Ven. ¿Por qué no te resguardas del frío, de la lluvia? Escapa de noviembre, escapa de abril, escapa del dolor, de la vida, del mundo. Escapa. Corre, corre lejos. Sube la montaña. ¿No son hermosas las vistas desde aquí? Mira, acércate al borde. ¿No es alto? ¿Y qué pasaría si saltaras? ¿Tienes miedo de probar? Está bien, yo te responderé: aproximadamente lo mismo que si no lo haces. Morirás. La diferencia es que, si saltas, todo será más rápido. Sí, perderás buenos momentos, pero también te librarás de los malos. Será una muerte rápida e indolora. Pero claro, hay un problema. Y es que eres un cobarde.
¿Quieres ser un cobarde?
¿Quieres saltar?
¿O prefieres arriesgarte a algo peor -o tal vez mejor- quedándote?
¿Y por qué no saltas, metafóricamente?
¿Y si coges todo el valor que tendrías que poner en saltar, para arriesgarte a acabar con todo, sin terminar de irte?
¿Y si ya no te callas?
¿Por qué no dices la verdad?
Tal vez, -y solo digo tal vez- todo salga bien.
O tal vez, -y solo digo tal vez- todo salga mal.
Qué me dices, confundida alma, solitario corazón. ¿Saltarás?
¡Ay, qué mala es la traición! Qué feliz te hace al principio, ¿verdad? Pero, ¡ay, pobre de ti, en cuanto la descubras! Tras hacerte subir la montaña, empujándote con la espada, tras hacerte sufrir el esfuerzo de seguir y seguir, te pone al borde del abismo.
Y miras abajo.
Y no puedes saltar.
Y no puedes no hacerlo.
¿Y por qué no puedes saltar? Porque tú, estúpida alma en pena, sientes amor por el traidor. Y, si saltaras, tal vez -y solo tal vez- le lastimarías.
Obviamente, no sería por tu caída. Pero los cadáveres revelan. Y tú revelarías la traición. Y eso le podría acarrear problemas al traidor.
¿Y por qué no puedes no hacerlo? Porque se te clavaría la espada de la traición, lentamente en la espalda. Sentirías la herida, cada vez más profunda. Sentirías el plateado filo llegar hasta tu corazón, arañarlo, dejarlo moribundo, para después acabar con él. Tendrías que seguir con la traición, seguirle el juego, mientras, lentamente, te mata.
Y es entonces cuando te planteas saltar. Cuando da un traspié y se clava más de lo previsto, sin llegar a matarte.
Cuando el dolor se intensifica tanto que no puedes soportarlo más.
¿Y qué me dices, fría alma, ardiente corazón? ¿Saltas conmigo?
¿Os cuento un secreto? ¿Sabéis por qué, al principio, la historia estaba escrita en pasado?
Porque esa extraña y oscura combinación de hielo y fuego que escribía, saltó.
¿Y sabéis por qué el resto no?
Porque esos eran sus pensamientos, aún latentes, que ella escribió, en un desesperado intento de encontrar una tercera opción.
sábado, 3 de mayo de 2014
Tinta y un poco de papel.
No voy a pedirte grandes cosas. No voy a pedirte una enorme mansión o un chalet en la playa. No ansío una gran fortuna, ni gustar a todo el mundo. No quiero que me regales grandes metas en el futuro; tener los estudios más brillantes o el mejor sueldo.
No pido fama ni fortuna. Ser conocida o tener grandes bienes materiales no me llama.
No, no es eso lo que yo deseo. Ni siquiera deseo tener una enorme familia, ni ropa lujosa, ni joyas, ni un coche caro.
Tampoco voy a exigirte ser la chica más bonita, la más alta o la más delgada. No quiero tener el pelo más bonito, las mejores curvas, los mejores ojos, los mejores labios, la mejor sonrisa.
No espero que la gente se me quede mirando al pasar, que alaben mi perfume o que me sonrían desconocidos.
Todo eso es insignificante para mí.
No, querido Dios.
Lo único que yo deseo es el poder disfrutar de las cosas sencillas de la vida.
Perderme junto a una bonita canción. Fundirme con su letra y melodía. Con la voz rasgada o dulce o cariñosa o desesperada del cantante, con cada uno de los instrumentos que la forman.
Leer un buen libro a la sombra de un gran árbol. Bucear en él, perderme en su historia. Conocer a sus personajes y sentir todo lo que ellos sienten. Disfrutar cada capítulo, cada párrafo, cada letra, cada espacio, cada guión y cada punto. Disfrutar de la hermosa narración y del mensaje del autor.
Quiero apreciar el suave baile de la hierba, bajo una fresca brisa primaveral. Quiero dormirme junto al dulce canto de los pájaros y las cigarras; dejarme abrazar por los cálidos destellos dorados del sol. Volar entre las ramas de los árboles, acariciar sus hojas, verdes y frescas. Respirar el aire puro del bosque, sentir su humedad; elevarme a despedir al sol cada atardecer.
Quiero cantar con la luna, tan brillante y plateada. Majestuosa se alza en el firmamento, velando por nosotros.
Quiero disfrutar de la risa de un niño en el parque, de jugar con un perro o un gato.
De un paseo por la ciudad en bicicleta, explorando cada calle, cada parque, cada rincón.
Relajarme conversando de cosas sin importancia con alguien que me importa.
De un baile libre, cuya única espectadora sea la tranquilidad.
De escribir una historia improvisada, hermosa y carente de lógica.
Apreciar la soledad, su tranquilidad, su paz.
Disfrutar la compañía, el calor de otras personas, los buenos momentos compartidos.
Quiero amar la compañía de la soledad; y la soledad de la compañía.
Realizar un largo viaje. Enamorarme del paisaje que tan solo veo durante unos segundos, por la ventanilla de un coche, un tren o un avión.
Aprender la cultura y las tradiciones de aquel lugar. Conocer gente y estar todo el día andando, de aquí para allá, de forma incansable, para ver más y más de ese hermoso destino.
Quiero fusionarme con el viaje, tanto la ida como la estancia como la vuelta. Prenderme del lugar, ilusionarme cual niña pequeña al llegar allí, y entristecerme de la misma manera al marcharme.
Abandonar una parte de mí allí, que se quede para siempre recorriendo hermosas y ya no tan desconocidas calles, y que me llene de nostalgia y me incite a volver cada vez que recuerde mi estancia allí.
¿Tan difícil es concederme, Señor, noche estrellada, grandioso sol, estas sencillas peticiones?
Sonreír más a menudo, tal vez un amor correspondido.
Tararear esa canción que no sale de mi cabeza sin miedo a que me miren, o vestirme a mi antojo sin importar lo que se lleve o no.
Dios, querido Dios.
Lo único que te pido es ser feliz. Sonrisas sinceras y dejar de tener miedo.
Iluminar mi rostro cada mañana y dormir profundamente cada noche.
Ser yo, y disfrutar siéndolo.
Tan solo, yo tan solo deseo las cosas sencillas de la vida.